En la actualidad moderna han surgido diversas ideas de nuevas metodologías para abarcar el mundo de la economía, pese al dominio del capitalismo, se han venido proyectando nuevas ideas ante las problemáticas latentes de esta nueva era, en su mayoría con un enfoque proteccionista hacia el cuidado del medio ambiente, otras consideradas incluso utópicas en relación con la cohesión social y la beneficencia de los colectivos; un claro ejemplo de estas económicas revolucionarias es la denominada “economía Social y Solidaria”,un sistema que aún está en proceso construcción, sin embargo, es relevante destacar sus potenciales aportes en el marco social-comunitario pues se dan a través de grandes vertientes y prismas ideológicos basados en la democracia y el bien común. La economía solidaria tiene como objetivo trascendental el desarrollo sostenible, la transformación social y económica en términos de equidad. Es un sistema adaptable y aplicable en cualquier tipo de empresa o entidad siempre y cuando estas empleen el trabajo colaborativo, respetando los principios fundamentales del modelo; el equilibrio e igualdad, la justicia en condición de economía comunitaria, debe existir transparencia y solidaridad pues ha de ser un trabajo en común para un fin común, de ahí parte lo “utópico” del ideal por las implicaciones de aportes individuales que contiene este sistema.
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