Japón está convirtiendo campos de golf abandonados en huertos solares, aprovechando así el declive del golf y de paso diversifica el origen de la electricidad que consume. Hay dos cosas excelentes en esta idea: La primera es que se está enfocando en energía renovable y no en nuclear y la segunda es aprovechar espacios con buena ubicación y condiciones para generar energía limpia. El uso de campos de golf abandonados con este fin aprovecha el hecho de que los campos de golf son terreno ya despejado, sin sombra —además de otras consideraciones administrativas, como el tipo y calificación del suelo y su ubicación, no muy lejos de zonas urbanas. Hace algún tiempo Kyocera comenzó a plantar paneles solares donde antes crecía el césped de un campo de golf cerca de Kioto y que hasta el momento permanecía abandonado. La planta de 23 MW produce desde 2017 más de 26 000 MWh al año, suficiente para suministrar electricidad a más de 8000 viviendas de la zona — una reducción de las emisiones de CO2 de más de 8000 toneladas al año.
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